Lanctot (el nuevo paradigma)

La Dra. Ghislaine Lanctôt, autora del un libro poco difundido a nivel mediático (La mafia médica) pero que le costó la quita del título para ejercer, hizo recientes declaraciones en una publicación española, al presentar una nueva edición de su interesante obra. Dada la importancia de sus conceptos, reproducimos aquí un fragmento de la entrevista. Quienes deseen la totalidad del reportaje, pueden acceder a su versión digital mediante el link abajo indicado. Debajo reproducimos una entrevista anterior a la Dra. Lanctôt.

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LA MAFIA MÉDICA Y ALGO MAS

Llegó la ya famosa Ghislaine Lanctôt a Barcelona para presentar la segunda edición de su impactante libro La mafia médica (ed. Vesica Piscis). Para mi sorpresa, lo que resultó realmente impactante fue la entrevista que pude desarrollar con ella. La doctora Lanctôt fue mucho más allá de las consabidas (y no consabidas) implicaciones de un sistema que nos chupa la salud para hacerse de oro; más allá incluso de su constructiva propuesta de que debemos anclarnos en el alma para autosanarnos. Desarrolló ante mis atónitos oídos su visión de lo que será la humanidad del futuro; una humanidad cuya gestación se fragua en la caducidad de lo existente y cuya culminación es… la mutación.

–¿Qué novedades aporta la segunda edición del libro en relación a la primera?

–Pocas cosas en relación a la mafia, que es más mafia que nunca. Cada vez es más obvio; incluso para quienes antes no veían nada. Pero yo sí que he evolucionado durante este tiempo. Mi manera de ver la mafia ha cambiado. Cuando yo escribí el libro la mafia era algo que yo lamentaba mucho. Ahora la veo más como una bendición. En el contexto de la evolución de la conciencia de la humanidad, la mafia médica, como todas las demás, son necesarias para hacer evolucionar la especie humana.

–¿De qué manera?

–La mafia médica es una trama politico-económica que está al servicio de los intereses de la industria farmacéutica. Asusta a la gente para que cada vez enferme más. ¿Por qué la gente acude a este sistema? Porque creen aún en los dioses que son los médicos y otros expertos; creen en autoridades exteriores, en vez de darse cuenta de que la realidad suprema está dentro de uno mismo. Es necesario que se vea que el sistema médico no cura para que las personas dejen de acudir a él. Peor van las cosas, más podremos evolucionar como conciencia.
–¿Qué otro punto destacaría como crucial?

–La solución, que ya planteaba en la primera edición, continúa siendo válida, y es que yo tome conciencia de que soy soberano, la autoridad suprema del sistema. El alma del sistema es el enfermo. Sin alma no hay cuerpo. Como enfermo creo el sistema médico a mi imagen y semejanza. Así como doy prioridad a mi cuerpo sobre mi alma, a mi tener sobre mi ser, el sistema médico es exactamente lo mismo: da prioridad a todo el cuerpo médico, que es la organización, sobre el alma, que es el enfermo. Frente a esto, cuanto más crezca mi conciencia más va a manifestarlo mi cuerpo, que gozará de buena salud.

–¿Recomienda la medicina natural?

–Lo primero es dejar de ir al médico movido por el miedo. Tengo que ser consciente de este miedo. Para mí no mí hay buena o mala medicina; sólo hay orden y desorden. El orden es, cuando estoy enferma, cuidar mi alma, porque es allí donde todo pasa. El segundo paso sería dirigirme a medicinas naturales. No me van a sanar, pero sí que me traerán confort. Y en último lugar, si no hay otra opción, si siento que es correcto hacerlo, voy al médico. Lo habitual es que esté ocurriendo al revés: primero voy al médico; cuando el médico me dice que me vaya a casa a morir pruebo las medicinas naturales; y justo antes de morir es cuando me preocupo por mi alma. Desorden es empezar por lo exterior y acabar por lo interior; orden es al revés.

–Parece ser que se están retirando muchos remedios naturales del mercado. ¿Se está produciendo un ataque de destrucción masiva contra la medicina natural?

–La industria ataca cualquier forma de competencia. La medicina natural es una competencia a los medicamentos sintéticos, y entonces hay que hacerle la guerra. Una gran guerra que está teniendo lugar se llama Codex Alimentarius. Las exigencias tan grandes que se ponen a los fabricantes de remedios hacen que todos los pequeños fabricantes de remedios naturales morirán. Y las multinacionales van a asumir toda la industria de estos remedios, que van a ser modificados o bien van a desaparecer.

–¿Qué se puede hacer?

–Alegrarse. Porque incluso esto es una prueba de que el sistema no está al servicio de los enfermos, sino del dinero. Y así es como recupero mi poder creador: produciendo y comerciando localmente con las hierbas, la ropa, los alimentos, las herramientas… y creando mi propia moneda. Donde yo vivo, en Canadá, tenemos una moneda local, que se usa en una superficie de unos 100 km. Hay muchos lugares donde se usan monedas locales.

–Se dice que la mafia está creando virus, enfermedades, para mantenernos dependientes. ¿Esto es tan así, o las nuevas enfermedades son más bien el fruto de la polución ambiental?

–Ocurre ambas cosas. La mafia lo contamina todo. Infórmese en Internet sobre el proyecto HAARP. También están los chemtrails: casi todos los aviones de grandes líneas mientras vuelan están echando, de modo oculto, mezclas de productos que son sales de bario, metales, virus, etc. en superficies inmensas, que contaminan a las poblaciones, que pasan a padecer bronquitis y otros males. Esto está probado, documentado y analizado. (ndr: Vesica Piscis editó Chemtrails: rastros mortales en el cielo.) Además, se están produciendo vacunas para llevar a cabo genocidios programados. Las vacunas debilitan el sistema inmunitario. Así vemos por ejemplo que el SIDA no existe; es un síndrome de deficiencia inmunitaria, provocado en buena medida por las vacunas. La pobreza, la guerra, el miedo y la desnutrición acaban de debilitar el organismo; por eso las enfermedades causan estragos en África. Las vacunas también se ceban en los niños, de modo que tenemos niños que padecen enfermedades propias de personas mayores: asma, diabetes, cáncer… Se calcula que a los 6 años, antes de entrar en la primaria, han recibido 30 inyecciones distintas de vacunas. ¿Cómo puede un sistema inmaduro aguantar todo esto? El tema de las vacunas es el que más he desarrollado, y es por el que me llevó a juicio el Consejo del Orden Médico de Canadá. Uno puede hablar mal de muchas cosas, pero no de las vacunas. Porque constituyen la forma de mantener controlada a la población.

–De modo que usted fue llevada a juicio y le impidieron ejercer…

–Todo el mundo sabía, antes de empezar el juicio, cómo iba a acabar. No fue un juicio imparcial, sino un procedimiento para echarme. Por otra parte, la prensa se ocupó mucho de mi libro durante tres meses. Luego se hizo el silencio absoluto. Se dieron cuenta de que si me dejaban seguir hablando era muy peligroso para el sistema. Pero no recibí nunca amenazas. Creo que es porque no entré en un estado de guerra con el sistema. Simplemente estaba diciendo lo que es; estaba informando.

–Hace poco salía la noticia de que los médicos denunciaban que las farmacéuticas inventan enfermedades para vender más fármacos. ¿Cómo lo valora?

–Los médicos empiezan a darse cuenta de la situación, y cada vez tienen más coraje para denunciarlo, pues se sienten impactados por lo que está ocurriendo. Forma parte del mismo proceso de evolución general hacia la toma de conciencia.

–Puesto que estamos en una evolución, ¿qué paradigma médico cree que podemos esperar dentro de diez años?

–Es muy difícil para mí poner años. Como humanidad llegamos a un callejón sin salida; nada va a poder seguir igual. No sólo el sistema médico; ya se han visto algunos sistemas que experimentan sacudidas importantes: la religión, la familia… El sistema médico va a derrumbarse, pero probablemente el sistema económico, que actualmente se está sosteniendo por un hilo, se va a derrumbar antes. Cuando la gente se dé cuenta de que el sistema médico es dañino va a dejarlo. La gripe aviar ha contribuido a ello: ¿sabe cuántos muertos ha producido la gripe aviar en los últimos nueve años? 152. Si contamos la gente que muere en los hospitales por errores médicos, hay 10.000 al año ¡sólo en Canadá!. Los gobiernos están gastando millones de dólares para evitar una pandemia que no existe y que no existirá nunca (excepto si la provocan). Hay gente que se asusta mucho, y otra que empieza a preguntarse qué está pasando. El resultado es la pérdida de confianza en las autoridades. Probablemente dentro de diez años la medicina ya no será tal como la conocemos.

–¿El miedo es pues el principal factor de control?

–Exactamente; es la clave que permite sostenerse a las mafias. Mientras tienes al individuo en el miedo, puedes hacer con él lo que quieras.

–¿Cómo puedo salir del círculo vicioso al que el miedo me encadena?

–Tengo que tomar conciencia como individuo de mi soberanía, de que soy la autoridad suprema. La autoridad suprema, que llamamos Dios, siempre la hemos concebido fuera. Y ¿qué es Dios? El espíritu creador de todo, que está dentro de todo. Pero como que el ser humano se define como la criatura creada por un poder creador que está fuera, entonces tiene miedo. Teme al espíritu creador, a sus ‘cambios de humor’. Cuando tomo conciencia de que soy el espíritu creador y a la vez la materia creada, los dos, ya no tengo miedo. Puesto que yo soy el creador. Es interesante ver la palabra ‘INDIVI-DUALIDAD’: ‘dualidad’ significa ‘dos’, y ‘indivi’ quiere decir ‘indivisible’. El espíritu creador y la materia creada son indivisibles. Cuando yo reconozco esta verdadera unión se manifiesta la paz, la salud, la unidad… las cualidades que yo soy. Consigo incluso la inmortalidad física.

–¡La inmortalidad! ¿Cómo podemos generar un cambio de tanto alcance?

–La inmortalidad física no quiere decir que voy a vivir mil años. Quiere decir que yo puedo materializar y desmaterializar mi cuerpo a voluntad. Fíjese que estamos en el reino de la muerte, y no somos ni conscientes de ello. Los seguros por los que pago se edifican sobre mis miedos, bajo todos los cuales late el miedo esencial: el miedo a morir. Acceder a la inmortalidad no es cuestión de tomar una pócima mágica; es una cuestión alquímica que consiste en sanar mis miedos. A medida que los voy viendo los voy sanando. Así es como llego a encontrar quién soy realmente. Y lo que soy es un ser divino. La muerte no existe; sólo existe en este mundo limitado en el que vivimos. Cuando olvido que soy inmortal creo un personaje que es una oveja, que tiene miedo de todo y que es manipulable por cualquier mafia. De todos modos lo importante no es que este cuerpo actual nuestro devenga inmortal; lo importante es que la conciencia humana llegue a la inmortalidad.

–Todo esto está muy bien, pero para alguien en situación crítica puede no ser solución suficiente. ¿Daría este mismo mensaje a una persona que acudiese a usted enferma de cáncer?

–Lo primero, le preguntaría qué es lo que quiere de mí. Si quiere que su cáncer siga extendiéndose, voy a enviarla al médico. Si quiere experimentar nuevas medicinas, la mandaré a la medicina natural. Pero si quiere realmente crecer en conciencia, si ve su enfermedad como una bendición, entonces le diré: “¡Vamos a hacerlo juntos!” Por ejemplo, tengo una amiga que tenía un cáncer de pecho que sanó en el momento en que dijo: “Estoy lista; si hace falta moriré.” Otra amiga terminó con una secuencia de enfermedad hereditaria en el momento en que decidió que con ella se acababa la cadena; dejó la medicación y al tercer mes ya estaba bien. Cuando traspasamos el miedo a la muerte es cuando encontramos la vida.

¿Qué he venido a hacer en esta tierra?

Ghislaine Saint Pierre Lanctôt - Ediciones Vesica Piscis - Disponible en abril 200
El 2º libro de la autora de La mafia médica trata de cómo aplicar la conciencia soberana a la vida cotidiana. Expone con detalles los distintos niveles de conciencia, sus características propias y cómo transformar el miedo en libertad y alegría. Repasa todos los ámbitos de nuestra vida en la cultura occidental como la justicia, la familia, el gobierno, la religión, la economía y el consumo para demostrarnos cómo entregamos inconscientemente nuestro poder y dejamos que se establezca una esclavitud mental y física. En paralelo propone pistas concretas para crear finalmente una sociedad iluminada de personas empoderadas y soberanas.

Entrevista por Francesc Prims - Revista Athanor - http://www.athanor.es/suscripciones/reportajes/Ghislaine-Lanctot-62.pdf

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GHISLAINE LANCTOT

EL SISTEMA SANITARIO ES UNA VERDADERA MAFIA QUE CREA ENFERMEDADES Y MATA POR DINERO Y PODER

Quien hace tal afirmación es Ghislaine Lanctôt, la polémica autora del best seller mundial La mafia médica. En él, esta doctora a la que se ha desposeído de su título de Medicina denuncia el actual sistema sanitario y la corrupción que hay tras el mismo, permitida y amparada por médicos y gobiernos en beneficio de las grandes empresas farmacéuticas y en detrimento de los ciudadanos. De ahí que propugne la vuelta a la soberanía individual sobre la salud como forma de acabar con esa mafia.

Ghislaine Lanctôt ha ejercido la Medicina durante 27 años. Ahora no ejerce... aunque quisiera. ¿El motivo? Hace ocho años la retiraron la licencia de médico. ¿Por qué? Por publicar La mafia médica (Ed. Vesica Piscis). ¿Y qué contiene ese libro -se preguntará el lector- para que haya provocado tal sanción? Pues -como fácilmente se entiende a juzgar por el título- una descripción exhaustiva del "sistema de enfermedad" -y no sanitario- que actualmente existe.

MEDICINA SIGNIFICA NEGOCIO

La autora de La mafia médica acabó sus estudios de Medicina en 1967, una época en la que -como ella misma confiesa- estaba convencida de que la Medicina era extraordinaria y de que antes del final del siglo XX se tendría lo necesario para curar cualquier enfermedad. Sólo que esa primera ilusión fue apagándose hasta extinguirse.

-¿Por qué esa decepción?

-Porque empecé a ver muchas cosas que me hicieron reflexionar. Por ejemplo, que no todas las personas respondían a los maravillosos tratamientos de la medicina oficial. Además en aquella época entré en contacto con varios "terapeutas suaves" -es decir, practicantes de terapias no agresivas- que no tuvieron reparo alguno en abrirme sus consultas y dejarme ver lo que hacían. Y llegué pronto a la conclusión de que las medicinas no agresivas son más eficaces, más baratas y, encima, tienen menores efectos secundarios.

-Y supongo que empezó a preguntarse por qué en la Facultad nadie le había hablado de esas terapias alternativas no agresivas

-Así es. Luego mi mente fue más allá y empecé a cuestionarme cómo era posible que se tratara de charlatanes a personas a las que yo misma había visto curar y por qué se las perseguía como si fueran brujos o delincuentes. Por otra parte, como médico había participado en muchos congresos internacionales -en algunos como ponente- y me di cuenta de que todas las presentaciones y ponencias que aparecen en tales eventos están controladas y requieren obligatoriamente ser primero aceptadas por el "comité científico" organizador del congreso. ¿Y quién designa a ese comité científico? Pues generalmente quien financia el evento: la industria farmacéutica. ¡Si hoy son las multinacionales las que deciden hasta qué se enseña a los futuros médicos en las facultades y qué se publica y expone en los congresos de medicina! El control es absoluto.

-Y eso fue clarificador para usted...

-Y tanto. Darme cuenta del control y de la manipulación a la que están sometidos los médicos -y los futuros médicos, es decir, los estudiantes- me hizo entender claramente que la Medicina es, ante todo, un negocio. La Medicina está hoy controlada por los seguros -públicos o privados, da igual- porque en cuanto alguien tiene un seguro pierde el control sobre el tipo de medicina al que accede. Ya no puede elegir. Es más, los seguros determinan incluso el precio de cada tratamiento y las terapias que se van a practicar. Y es que si miramos detrás de las compañías de seguros o de la seguridad social... encontramos lo mismo.

-El poder económico.

-Exacto, es el dinero quien controla totalmente la Medicina. Y lo único que de verdad interesa a quienes manejan este negocio es ganar dinero. ¿Y cómo ganar más? Pues haciendo que la gente esté enferma... porque las personas sanas no generan ingresos. La estrategia consiste, en suma, en tener enfermos crónicos que tengan que consumir todo tipo de productos paliativos, es decir, para tratar sólo síntomas; medicamentos para aliviar el dolor, bajar la fiebre, disminuir la inflamación... pero nunca fármacos que puedan resolver una dolencia. Eso no es rentable, no interesa. La medicina actual está concebida para que la gente permanezca enferma el mayor tiempo posible y compre fármacos; si es posible, toda la vida.

UN SISTEMA DE ENFERMEDAD

-Infiero que ésa es la razón de que en su libro se refiera al sistema sanitario como "sistema de enfermedad".

-Efectivamente. El llamado sistema sanitario es en realidad un sistema de enfermedad. Se practica una medicina de la enfermedad y no de la salud. Una medicina que sólo reconoce la existencia del cuerpo físico y no tiene en cuenta ni el espíritu, ni la mente, ni las emociones. Y que además trata sólo el síntoma y no la causa del problema. Se trata de un sistema que mantiene al paciente en la ignorancia y la dependencia, y al que se estimula para que consuma fármacos de todo tipo.

-Se supone que el sistema sanitario está al servicio de las personas...

-Está al servicio de quien le saca provecho: la industria farmacéutica. De manera oficial -puramente ilusoria- el sistema está al servicio del paciente pero, oficiosamente, en la realidad, el sistema está a las órdenes de la industria que es la que mueve los hilos y mantiene el sistema de enfermedad en su propio beneficio. Se trata, en suma, de una auténtica mafia médica, de un sistema que crea enfermedades y mata por dinero y por poder.

-¿Y qué papel juega el médico en esa mafia?

-El médico es -muchas veces de forma inconsciente, es verdad- la correa de transmisión de la gran industria. Durante los 5 a 10 años que pasa en la Facultad de Medicina el sistema se encarga de inculcarle unos determinados conocimientos y de cerrarle los ojos a otras posibilidades. Posteriormente, en los hospitales y congresos médicos, se les refuerza en la idea de que la función del médico es curar y salvar vidas, de que la enfermedad y la muerte son fracasos que debe evitar a toda costa y de que la enseñanza recibida es la única válida. Además se les enseña que el médico no debe implicarse emocionalmente y que es un "dios" de la salud. De ahí que incluso exista caza de brujas entre los propios profesionales de la medicina. La medicina oficial, la "científica", no puede permitir que existan otras formas de curar que no sean serviles al sistema.

-El sistema, en efecto, pretende hacer creer que la única medicina válida es la llamada "medicina científica", la que usted aprendió y de la que ha renegado. Precisamente en el mismo número en que va a aparecer su entrevista publicamos un artículo al respecto.

-La medicina científica está enormemente limitada porque se basa en la física materialista de Newton: tal efecto obedece a tal causa. Y, por ende, tal síntoma precede a tal enfermedad y requiere tal tratamiento. Se trata de una medicina que además sólo reconoce lo que se ve, se toca o se mide y niega toda conexión entre las emociones, el pensamiento, la conciencia y el estado de salud del físico. Y cuando se la importuna con algún problema de ese tipo le cuelga la etiqueta de "enfermedad psicosomática" al paciente y le envía a casa tras recetarle pastillas para los nervios.

-Es decir, que a su juicio la medicina convencional sólo se ocupa de hacer desaparecer los síntomas.

-Salvo en lo que a cirugía se refiere, los antibióticos y algunas pocas cosas más, como los modernos medios de diagnóstico, sí. Da la impresión de curar pero no cura. Simplemente elimina la manifestación del problema en el cuerpo físico pero éste, tarde o temprano, resurge.

-A su juicio, pues, dan mejor resultado las llamadas medicinas suaves o no agresivas.

-Son una mejor opción porque tratan al paciente de forma holística y le ayudan a sanar... pero tampoco curan. Mire, cualquiera de las llamadas medicinas alternativas constituyen una buena ayuda pero son sólo eso: complementos. Porque el verdadero médico es uno mismo. Y cuando uno es consciente de su soberanía sobre la salud deja de necesitar terapeutas. El enfermo es el único que puede curarse. Nadie puede hacerlo en su lugar. La autosanación es la única medicina que cura. La cuestión es que el sistema trabaja para que olvidemos nuestra condición de seres soberanos y nos convirtamos en seres sumisos y dependientes. En nuestras manos está pues romper esa esclavitud.

-Y, en su opinión, ¿por qué las autoridades políticas, médicas, mediáticas y económicas lo permiten? ¿Por qué los gobiernos no acaban con este sistema de enfermedad, costosísimo por otra parte?

-A ese respecto tengo tres hipótesis. La primera es que quizás no saben que todo esto está pasando... pero es difícil de aceptar porque la información está a su alcance desde hace muchos años y en los últimos veinte años son ya varias las publicaciones que han denunciado la corrupción del sistema y la conspiración existente. La segunda hipótesis es que no pueden acabar con ello... pero también resulta difícil de creer porque los gobiernos tienen el suficiente poder.

-Y la tercera, supongo, es que no quieren acabar con el sistema.

-Pues lo cierto es que, eliminadas las otras dos hipótesis, ésa parece la más plausible. Y si un Gobierno se niega a acabar con un sistema que arruina y mata a sus ciudadanos es porque forma parte de él, porque forma parte de la mafia.

LA MAFIA MÉDICA

-¿Quiénes integran, a su juicio, la "mafia médica"?

-A diferentes escalas y con distintas implicaciones, por supuesto, la industria farmacéutica, las autoridades políticas, los grandes laboratorios, los hospitales, las compañías aseguradoras, las Agencias del Medicamento, los colegios de médicos, los propios médicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) -el Ministerio de Sanidad de la ONU- y, por supuesto, el gobierno mundial en la sombra del dinero.

-Tenemos entendido que para usted la Organización Mundial de la Salud es "la mafia de las mafias".

-Así es. Esa organización está completamente controlada por el dinero. La OMS es la organización que establece, en nombre de la salud, la "política de enfermedad" en todos los países. Todo el mundo tiene que obedecer ciegamente las directrices de la OMS. No hay escapatoria. De hecho, desde 1977, con la Declaración de Alma ATA, nadie puede escapar de su control.

-¿En qué consiste esa declaración?

-Se trata de una declaración que da a la OMS los medios para establecer los criterios y normas internacionales de práctica médica. Se desposeyó así a los países de su soberanía en materia de salud para transferirla a un gobierno mundial no elegido cuyo "ministerio de salud" es la OMS. Desde entonces "derecho a la salud" significa "derecho a la medicación". Así es como se han impuesto las vacunas y los medicamentos a toda la población del globo.

-Una labor que no se cuestiona.

-Claro, porque, ¿quién va a osar dudar de las buenas intenciones de la Organización Mundial de la Salud? Sin embargo, hay que preguntarse quién controla a su vez esa organización a través de la ONU: el poder económico.
-¿Cree que ni siquiera las organizaciones humanitarias escapan a ese control?
-Por supuesto que no. Las organizaciones humanitarias también dependen de la ONU, es decir, del dinero de las subvenciones. Y, por tanto, sus actividades están igualmente controladas. Organizaciones como Médicos sin fronteras creen que sirven altruistamente a la gente pero en realidad sirven al dinero.

-Una mafia sumamente poderosa...

-Omnipotente, diría yo. Ha eliminado toda competencia. Hoy día a los investigadores se les "orienta". Los disidentes son encarcelados, maniatados y reducidos al silencio. A los terapeutas "alternativos" se les tilda de locos, se les retira la licencia o se les encarcela también. Los productos alternativos rentables han caído igualmente en manos de las multinacionales gracias a las normativas de la OMS y a las patentes de la Organización Mundial del Comercio. Las autoridades y sus medios de comunicación social se ocupan de alimentar entre la población el miedo a la enfermedad, a la vejez y a la muerte. De hecho, la obsesión por vivir más o, simplemente, por sobrevivir ha hecho prosperar incluso el tráfico internacional de órganos, sangre y embriones humanos. Y en muchas clínicas de fertilización en realidad se "fabrican" multitud de embriones que luego se almacenan para ser utilizados en cosmética, en tratamientos rejuvenecedores, etc. Eso sin contar con que se irradian los alimentos, se modifican los genes, el agua está contaminada, el aire envenenado...

Es más, los niños reciben absurdamente hasta 35 vacunas antes de ir a la escuela. Y así, cada miembro de la familia tiene ya su pastillita: el padre, la Viagra; la madre, el Prozac; el niño, el Ritalin.

Y todo esto, ¿para qué? Porque el resultado es conocido: los costes sanitarios suben y suben pero la gente sigue enfermando y muriendo igual.

LAS AUTORIDADES MIENTEN

-Lo que usted explica del sistema sanitario imperante es una realidad que cada vez más gente empieza a conocer pero nos han sorprendido algunas de sus afirmaciones respecto a lo que define como "las tres grandes mentiras de las autoridades políticas y sanitarias"...

-Pues lo reitero: las autoridades mienten cuando dicen que las vacunas nos protegen, mienten cuando dicen que el sida es contagioso y mienten cuando dicen que el cáncer es un misterio.

-Bien, hablemos de ello aunque ya le adelanto que en la revista no compartimos algunos de sus puntos de vista. Si le parece, podemos empezar hablando de las vacunas. A nuestro juicio, afirmar que ninguna vacuna es útil no se sostiene. Otra cosa, que sí compartimos, es que algunas son ineficaces y otras inútiles; a veces, hasta peligrosas.

-Pues yo mantengo todas mis afirmaciones. La única inmunidad auténtica es la natural y ésa la desarrolla el 90% de la población antes de los 15 años. Es más, las vacunas artificiales cortocircuitan por completo el desarrollo de las primeras defensas del organismo. Y que las vacunas tienen riesgos es algo muy evidente; a pesar de lo cual se oculta. Por ejemplo, una vacuna puede provocar la misma enfermedad para la que se pone. ¿Por qué no se advierte? También se oculta que la persona vacunada puede transmitir la enfermedad aunque no esté enferma. Asimismo, no se dice que la vacuna puede sensibilizar a la persona frente a la enfermedad. Aunque lo más grave es que se oculte la inutilidad constatada de ciertas vacunas.

-¿A cuáles se refiere?

-Pues a las de enfermedades como la tuberculosis y el tétanos (vacunas que no confieren ninguna inmunidad), la rubéola (de la que el 90% de las mujeres están protegidas de modo natural), la difteria (que durante las mayores epidemias sólo alcanzaba al 7% de los niños a pesar de lo cual hoy se vacuna a todos), la gripe y la hepatitis B (cuyos virus se hacen rápidamente resistentes a los anticuerpos de las vacunas).

-¿Y hasta qué punto pueden ser también peligrosas?

-Las innumerables complicaciones que causan las vacunas -desde trastornos menores hasta la muerte- están suficientemente documentadas; por ejemplo, la muerte súbita del lactante. Por eso hay ya numerosas protestas de especialistas en la materia y son miles las demandas judiciales que se han interpuesto contra los fabricantes. Por otra parte, cuando se examinan las consecuencias de los programas de vacunaciones masivas se extraen conclusiones esclarecedoras.

-Le agradecería que mencionara algunas.

-Mire, en primer lugar las vacunas son caras y le suponen a los estados un gasto de miles de millones de dólares al año. Por tanto, el único beneficio evidente y seguro de las vacunas... es el que obtiene la industria. Además, la vacunación estimula el sistema inmune pero, repetida la vacunación, el sistema se agota. Por tanto, la vacuna repetida puede hacer, por ejemplo, estallar el "sida silencioso" y garantizar un "mercado de la enfermedad" perpetuamente floreciente.

Más datos: la vacunación incita a la dependencia médica y refuerza la creencia de que nuestro sistema inmune es ineficaz. Aunque lo más horrible es que la vacunación facilita los genocidios selectivos pues permite liquidar a personas de cierta raza, de cierto grupo, de cierta región... Sirve como experimentación para probar nuevos productos sobre un amplio muestrario de la población y es un arma biológica potentísima al servicio de la guerra biológica porque permite intervenir en el patrimonio genético hereditario de quien se quiera.

-Bueno, es evidente que hay muchas cosas de las que se puede hacer un buen o mal uso pero eso depende de la voluntad e intención de quien las utiliza. Bien, hablemos si le parece de la segunda "gran mentira" de las autoridades: usted afirma que el sida no es contagioso. Y perdone, pero así como el resto de sus afirmaciones en este ámbito nos han parecido razonadas y razonables no hemos visto que argumente esa afirmación.

-Yo afirmo que la teoría de que el único causante del Sida es el VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida es falsa. Ésa es la gran mentira. La verdad es que tener el VIH no implica necesariamente desarrollar sida. Porque el sida no es sino una etiqueta que se "coloca" a un estado de salud al que dan lugar numerosas patologías cuando el sistema inmune está bajo. Y niego que tener sida equivalga a muerte segura. Pero, claro, esa verdad no interesa. Las autoridades nos imponen a la fuerza la idea de que el sida es una enfermedad causada por un solo virus a pesar de que el propio Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, co-descubridor oficial del VIH en 1983, reconoció ya en 1990 que el VIH no es suficiente por sí solo para causar el sida. Otra evidencia es el hecho de que hay numerosos casos de sida sin virus VIH y numerosos casos de virus VIH sin sida (seropositivos). Por otro lado, aún no se ha conseguido demostrar que el virus VIH cause el sida, lo cual es una regla científica elemental para establecer una relación causa-efecto entre dos factores. Lo que sí se sabe, sin embargo, es que el VIH es un retrovirus inofensivo que sólo se activa cuando el sistema inmune está debilitado.

-Por cierto, usted afirma en su libro que el VIH fue creado artificialmente en un laboratorio...

-Sí. Investigaciones de eminentes médicos indican que el VIH fue creado mientras se hacían ensayos de vacunación contra la hepatitis B en grupos de homosexuales. Y todo indica que el continente africano fue contaminado del mismo modo durante campañas de vacunación contra la viruela. Claro que otros investigadores van más lejos aún y afirman que el virus del sida fue cultivado como arma biológica y después deliberadamente propagado mediante la vacunación de grupos de población que se querían exterminar.

-También observamos que ataca duramente la utilización del AZT para tratar el sida...

-Ya en el congreso sobre sida celebrado en Copenhague en mayo de 1992 los "supervivientes del sida" afirmaron que la solución entonces propuesta por la medicina científica para combatir el VIH, el AZT, era absolutamente ineficaz. Hoy eso está fuera de toda duda. Pues bien, yo afirmo que se puede sobrevivir al sida... pero no al AZT. Este medicamento es más mortal que el sida. El simple sentido común permite entender que no es con fármacos inmunodepresores como se refuerza el sistema inmunitario. Mire, el sida se ha convertido en otro gran negocio. Por tanto, se promociona ampliamente combatirlo porque ello da mucho dinero a la industria farmacéutica. Es así de simple.

-Hablemos de la "tercera gran mentira" de las autoridades: la de que el cáncer es un misterio.

-El llamado cáncer, es decir, la masiva proliferación anómala de células, es algo tan habitual que todos lo padecemos varias veces a lo largo de nuestra vida. Sólo que cuando eso sucede el sistema inmunitario actúa y destruye las células cancerígenas. El problema surge cuando nuestro sistema inmunitario está débil y no puede eliminarlas. Entonces el conjunto de células cancerosas acaba creciendo y formando un tumor.

-Y es en ese momento cuando se entra en el engranaje del "sistema de enfermedad"...

-Así es. Porque cuando se descubre un tumor se le ofrece de inmediato al paciente, con el pretexto de ayudarle, que elija entre estas tres posibilidades o "formas de tortura": amputarle (cirugía), quemarle (radioterapia) o envenenarle (quimioterapia). Ocultándosele que hay remedios alternativos eficaces, inocuos y baratos.

Y después de cuatro décadas de "lucha intensiva" contra el cáncer, ¿cuál es la situación en los propios países industrializados? Que la tasa de mortalidad por cáncer ha aumentado. Ese simple hecho pone en evidencia el fracaso de su prevención y de su tratamiento. Se han despilfarrado miles de millones de euros y tanto el número de enfermos como de muertos sigue creciendo.

Hoy sabemos a quién beneficia esta situación. Como sabemos quién la ha creado y quién la sostiene. En el caso de la guerra todos sabemos que ésta beneficia sobre todo a los fabricantes y traficantes de armas. Bueno, pues en medicina quienes se benefician son los fabricantes y traficantes del "armamento contra el cáncer"; es decir, quienes están detrás de la quimioterapia, la radioterapia, la cirugía y toda la industria hospitalaria.

LA MAFIA, UNA NECESIDAD EVOLUTIVA

-Sin embargo, a pesar de todo, usted mantiene que la mafia médica es una necesidad evolutiva de la humanidad. ¿Qué quiere decir con esa afirmación?
-Verá, piense en un pez cómodamente instalado en su pecera. Mientras tiene agua y comida todo está bien pero si le empieza a faltar el alimento y el nivel del agua desciende peligrosamente el pez decidirá saltar fuera de la pecera buscando una forma de salvarse. Bueno, pues yo entiendo que la mafia médica nos puede empujar a dar ese salto individualmente. Eso sí, habrá mucha gente que preferirá morir a saltar.

-Pero para dar ese salto es preciso un nivel de conciencia determinado.

-Sí. Y yo creo que se está elevando mucho y muy rápidamente. La información que antes se ocultaba ahora es pública: que la medicina mata personas, que los medicamentos nos envenenan, etc. Además, el médico alemán Ryke Geerd Hamer ha demostrado que todas las enfermedades son psicosomáticas y las medicinas no agresivas ganan popularidad. La mafia médica se desplomará como un castillo de naipes cuando un 5% de la población pierda su confianza en ella. Basta que ese porcentaje de la población mundial sea consciente de su propia divinidad. Entonces decidirá escapar de la esclavitud a la que le tiene sometida la mafia y el sistema actual se derrumbará. Tan sencillo como eso.

-¿Y en qué punto cree que estamos?

 -Pues no sabría cuantificarlo pero pienso que probablemente en menos de 5 años todo el mundo se dará cuenta ya de que cuando va al médico va a un especialista de la enfermedad y no a un especialista de la salud. Dejar a un lado la llamada "medicina científica" y la seguridad que propone para ir a un terapeuta es ya un paso importante. También lo es perder el respeto y la obediencia ciega al médico. El gran paso es decir no a la autoridad exterior y decir sí a nuestra autoridad interior.

-¿Y qué es lo que nos impide romper con la autoridad exterior?

-El miedo. Tenemos miedo a no acudir al médico. Pero es el miedo, por sí mismo, quien nos puede enfermar y matar. Nos morimos de miedo. Se nos olvida que la naturaleza humana es divina, es decir, concebida para comportarnos como dioses. ¿Y desde cuándo los dioses tienen miedo? Cada vez que nos comportamos de manera diferente a la de un dios nos ponemos enfermos. Esa es la realidad.

-¿Y qué cree que pueden hacer los medios de comunicación para contribuir a la elevación de la conciencia en esta materia?

-Informar sin intentar convencer. Decir lo que sabéis y dejar a la gente hacer lo que quiera con la información. Porque intentar convencerles sería imponer otra verdad y de nuevo estaríamos en otra guerra. Se necesita sólo dar referencias. Basta decir las cosas. Luego, la gente las escuchará si resuenan en ellos. Y si su miedo es mayor que su amor por sí mismos dirán: "Eso es imposible". En cambio, si tienen abierto el corazón escucharán y se cuestionarán sus convicciones. Es entonces, en ese momento, cuando quieran más, cuando se les puede dar más información.

ACTORES DE LA MAFÍA MÉDICA

Para Ghislaine Lanctôt, los actores de La mafia médica son los siguientes:

-El paciente. Es el explotado por excelencia. Cuanto más enfermo esté mayores beneficios para la industria farmacéutica. En consecuencia, hay que mantenerlo enfermo y medicado.

-El médico. Es el vendedor inconsciente de los productos de la industria así como su instrumento de promoción. Las autoridades le forman de tal manera que estará al servicio de sus fines al pie de la letra, sin cuestionar jamás la sacrosanta verdad que se le inculca como doctrina. Según los casos, también se le puede sobornar con privilegios económicos, jerárquicos o ambos. En cuanto al terapeuta, simplemente es declarado ilegal y se le elimina, o bien se le integra y se le controla.

-Los hospitales, clínicas, laboratorios y farmacias. Son los distribuidores del fabricante, sus cómplices. Para eso se les paga bien. La recompensa por su buena disposición suele ser de orden crematístico.

-La industria. Es el explotador. El Padrino del sistema sanitario, el Gran Dictador y beneficiario de la enfermedad. Su inmenso poder oculto hace que se le sometan todos los niveles de "autoridades", ya sean del gobierno, médicas o mediáticas. Después de todo, es la industria la que concede el acceso al poder y la notoriedad. Lo que se pide, en contrapartida, es que nadie muerda la mano que le da de comer. Su lema es "Cuantos más pacientes enfermos, con mayor frecuencia y durante más tiempo, más rentabilidad". Todo vale para conseguirlo.

-Las autoridades. Son el usurpador. Han creado las instituciones y las leyes para apropiarse y desposeer al paciente de sus legítimos derechos sobre su salud. Para no despertar sospechas las autoridades se ocultan tras un biombo: el Gobierno. Las instituciones y los seguros se sitúan bajo su control directo o indirecto. Lo elegimos y financiamos nosotros pero nos traiciona vendiéndonos a la industria. En realidad, el gobierno y sus organismos ("las autoridades") son generalmente asalariados de la industria.

-La mafia de las mafias. El poder establecido no es sólo nacional. Por encima del sistema sanitario de cada país hay un sistema sanitario mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS), que dicta la política sanitaria global a seguir por todos los gobiernos del planeta.

 Laura Jimeno Muñoz - http://www.dsalud.com/numero47_4.htm
www.nutriciondepurativa.com.ar